El Informe de empleo de agosto marcó una mejora respecto del mes anterior, pero no logró calmar los temores de recesión en Wall Street, incluso cuando la Reserva Federal se dispone a comenzar a recortar las tasas pronto.
La economía estadounidense añadió 142.000 puestos de trabajo el mes pasado, cifra inferior a la prevista, mientras que la tasa de desempleo bajó al 4,2%.
Las contrataciones en el sector privado sumaron 118.000, pero el promedio móvil de tres meses cayó por debajo de 100.000. Según los analistas de Citi Research encabezados por el economista jefe estadounidense Andrew Hollenhorst, esos son los tres meses más débiles para el sector privado desde 2012, sin contar la pandemia.
Mientras tanto, la tasa de desempleo ha aumentado casi un punto porcentual desde su mínimo, añadió en una nota el viernes, señalando que los despidos que antes se consideraban temporales ahora se han normalizado.
“La moraleja de los distintos datos del mercado laboral es clara: el mercado laboral se está enfriando siguiendo un patrón clásico que precede a la recesión”, escribió.
En una nota de seguimiento del viernes, Hollenhorst y compañía se centraron aún más en el promedio de tres meses de ganancias de empleo en el sector privado que cayó por debajo de 100.000, diciendo que ese ritmo generalmente solo se ve alrededor de las recesiones.
Lo que aumenta la preocupación es que las revisiones de informes de empleo anteriores indicaron que el crecimiento de la nómina fue exagerado en hasta 70.000 por mes.
“Los datos publicados esta semana nos dejaron más seguros de que la economía estadounidense se dirige al menos hacia una desaceleración sustancial (y más probablemente hacia una recesión), pero aún es incierto cómo exactamente responderá la Fed al deterioro de las perspectivas”, dijo, y agregó que el caso base de Citi es de 125 puntos básicos de recortes de tasas este año.
Otras señales de una desaceleración económica incluyen la desaceleración de las ventas de automóviles y las mediocres compras de viviendas, que siguen siendo moderadas a pesar de la reciente caída de las tasas hipotecarias, según la nota.
Hollenhorst ha sido un contrarian relativo este año al mantener una visión más pesimista sobre la economía, aun cuando el consenso de Wall Street viró hacia un aterrizaje suave.
En julio, predijo que La Fed recortaría las tasas en 200 puntos básicos hasta mediados de 2025, cuando la economía se encamina hacia una caída más pronunciada. En mayo, insistió en su advertencia de que Estados Unidos está rumbo a un aterrizaje forzoso y que los recortes de tasas de la Fed no serían suficientes para evitarlo. Eso siguió a un pronóstico similar en febrero, incluso en medio de informes de empleos extraordinarios.
Sin duda, el consenso no ha vuelto a apuntar a una recesión, ya que los economistas apuntan a bajas solicitudes de subsidio por desempleo, sólidas ganancias corporativas, fuertes lecturas y estimaciones del PIB, ventas minoristas optimistas y salarios en aumento.
Pero en otros sectores de Wall Street, los analistas han señalado otros indicadores de recesión que están haciendo sonar la alarma. El viernes, el economista senior de Interactive Brokers, José Torres, señaló que La curva de rendimiento se ha desinvertidoque ha precedido a cada recesión desde 1976.
Una inversión —donde los rendimientos a corto plazo superan a los de largo plazo— ha sido un indicador confiable de recesión, ya que señala que los inversores ven más riesgo en el futuro cercano.
Los rendimientos estuvieron invertidos durante aproximadamente dos años hasta hace poco, pero su desinversión no significa que la economía esté a salvo.
“De hecho, un diferencial positivo entre los vencimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años después de un largo período de diferencia negativa ha precedido históricamente a las crisis económicas”, advirtió Torres.
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