Investing.com — Taiwán, una pequeña nación insular con sólo 23 millones de habitantes, desempeña un papel descomunal en la industria tecnológica y la economía mundial, según los analistas de BofA Securities en una nota fechada el miércoles.
“Produce más del 60% de los semiconductores del mundo y el 90% de los chips avanzados, contribuyendo con el 10% del valor agregado en la cadena de suministro de semiconductores global”, dijeron los analistas.
Esto ha reforzado la fortaleza económica de Taiwán, especialmente porque la demanda de semiconductores ha aumentado con el auge de la inteligencia artificial (IA).
Sin embargo, los analistas de BofA advierten que la fuerte dependencia de Taiwán de su sector tecnológico introduce riesgos sustanciales.
El sector tecnológico de Taiwán ha sido un motor clave de su crecimiento económico. En los últimos años, las tasas de crecimiento del PIB de Taiwán fueron del 3,4% en 2020, del 6,6% en 2021 y del 2,6% en 2022, impulsadas en gran medida por las exportaciones de semiconductores.
Incluso en medio de la volatilidad económica mundial, Taiwán ha mantenido un sólido desempeño, ayudado por sus exportaciones tecnológicas. “Esperamos que la recuperación de las exportaciones impulsada por la IA, junto con un mejor impulso de la inversión, ayuden a apuntalar un sólido crecimiento del PIB del 3,7% en 2024”, dijeron los analistas.
Sin embargo, esta dependencia de la tecnología conlleva importantes vulnerabilidades. Una gran parte de la actividad económica de Taiwán está vinculada a las exportaciones de tecnología, que representan más del 60% de sus exportaciones totales.
“Taiwán envió hasta el 35% de sus exportaciones a China continental y Hong Kong en 2023, seguido por Estados Unidos (19%), la ASEAN (18%) y Europa (10%)”, dijeron los analistas. Esta fuerte concentración en las conexiones comerciales plantea riesgos considerables, ya que las tensiones geopolíticas o las interrupciones del comercio podrían tener graves consecuencias para la economía de Taiwán.
A pesar de los intentos de diversificar sus socios comerciales con iniciativas como la Nueva Política hacia el Sur, Taiwán sigue dependiendo en gran medida del sector tecnológico.
Si bien ha habido ciertos avances en la redirección de la inversión extranjera directa desde China hacia otras regiones, estos esfuerzos no han cambiado fundamentalmente los riesgos inherentes a la estructura económica de Taiwán.
Además, Taiwán se enfrenta a varias limitaciones estructurales que agravan su vulnerabilidad. La seguridad energética es un problema acuciante: casi el 98% de la energía de Taiwán es importada, y una gran parte proviene de combustibles fósiles.
A medida que la isla avanza hacia la eliminación gradual de la energía nuclear, se espera que la presión sobre su suministro de energía se intensifique. La creciente demanda de electricidad, impulsada en parte por las necesidades del sector tecnológico, exacerba este desafío, por lo que la reforma de la política energética es un área de enfoque crítico.
La escasez de profesionales cualificados en el ámbito tecnológico es otro de los grandes problemas. Taiwán lleva tiempo luchando contra una falta de talentos, con un número significativo de puestos vacantes en la industria de los semiconductores. Este problema se ve agravado por la disminución de la población joven y la feroz competencia mundial por el talento tecnológico. A pesar de las diversas iniciativas gubernamentales destinadas a abordar esta escasez, la brecha sigue siendo una amenaza importante para la sostenibilidad a largo plazo del sector tecnológico de Taiwán.
Además, la estabilidad macroeconómica de Taiwán se ve afectada por los grandes flujos de capital vinculados al ciclo tecnológico global. Estas fluctuaciones dificultan al banco central de Taiwán la gestión de la estabilidad económica, lo que contribuye a la volatilidad en los mercados inmobiliarios y en otras áreas.
El rápido movimiento de capital, impulsado por los ciclos tecnológicos y los cambios geopolíticos, complica aún más la gestión económica de Taiwán.
Los analistas de Bank of America recomiendan que Taiwán adopte varias medidas estratégicas. Es esencial mejorar la seguridad energética y la investigación de nuevas tecnologías energéticas, incluidas las opciones nucleares avanzadas, podría ayudar a aliviar las limitaciones de suministro.
También es importante abordar la escasez de talento mediante mejores programas educativos e iniciativas para atraer profesionales internacionales.
Además, Taiwán debe acelerar sus esfuerzos para diversificar su economía invirtiendo en industrias de alto valor como el diseño de semiconductores, la biotecnología, la energía renovable y las máquinas inteligentes.
La expansión del sector de servicios, especialmente en áreas como la atención de salud, podría ofrecer nuevas vías de crecimiento.