La limpia simplicidad de la expresión la ha mantenido en constante rotación durante un largo, largo período de tiempo.
Es una expresión tan común en todos los ciclos electorales que quizás ni siquiera la notes. Un término benigno que abarca todo tanto para las campañas de registro de votantes no partidistas como para las sofisticadas operaciones de influencia. Una frase que está tan firmemente arraigada en el firmamento electoral que casi se siente intrínseca al proceso democrático, tan parte de la rutina como las urnas y los súper PAC.