Los analistas de Morgan Stanley creen que el reciente recorte de tasas de 50 puntos básicos (pb) de la Reserva Federal no indica un cambio significativo en su función de reacción y tendrá un impacto limitado en otros bancos centrales globales.
Señalan que, si bien la medida de la Reserva Federal fue diseñada para mostrar su compromiso de adelantarse a los riesgos de inflación, la expectativa general sigue siendo una serie de recortes de 25 puntos básicos en el futuro.
Según Powell, la Reserva Federal todavía confía en la salud de la economía y el mercado laboral, y los recortes adicionales dependerán de los próximos datos como las nóminas y el gasto de los consumidores.
La nota de Morgan Stanley enfatiza que la respuesta de los bancos centrales globales seguirá estando influenciada por las condiciones internas.
Por ejemplo, el banco central de Brasil subió recientemente las tasas debido al fuerte crecimiento y una moneda más débil, lo que indica presiones inflacionarias.
Por el contrario, Morgan Stanley dice que el banco central de Indonesia recortó las tasas después de que su moneda se apreciara, reduciendo los riesgos de inflación.
Se dice que estos ejemplos muestran cómo los mercados emergentes equilibran las condiciones financieras globales con factores económicos locales.
En los mercados desarrollados, los analistas de Morgan Stanley esperan poca reacción inmediata a la medida de la Reserva Federal.
En Europa, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) continúe con su enfoque cauteloso y es probable que se produzca otro recorte en diciembre.
Se prevé que el Banco de Inglaterra (BoE), que suspendió los recortes de tipos en septiembre debido a preocupaciones sobre la inflación, los reanudará en noviembre. Mientras tanto, es probable que el Banco de Japón (BoJ) se mantenga estable hasta principios de 2024.
Si bien el recorte de 50 puntos básicos de la Reserva Federal sugiere posibles grandes cambios en el futuro, Morgan Stanley subraya que no indica un cambio de estrategia fundamental.
El ciclo de flexibilización todavía se considera positivo para los activos de riesgo, pero persisten las incertidumbres, en particular en torno a las próximas elecciones estadounidenses y sus posibles efectos en las previsiones para 2025.