¿Representan nuevos estímulos un punto de inflexión para la economía de China? Por Investing.com

Investing.com – El último paquete de estímulo económico de China, presentado en septiembre de 2024, ha suscitado un debate sobre si podría marcar un punto de inflexión para la desaceleración de la economía del país.

Este “cóctel de flexibilización monetaria”, como se ha descrito, incluye una combinación de recortes de tipos, reducciones de los costos hipotecarios e inyecciones de liquidez destinadas a estabilizar los mercados financieros.

A pesar del amplio alcance de la iniciativa, los analistas de BCA Research creen que estas medidas son insuficientes para impulsar una recuperación significativa, ya que los desafíos estructurales profundamente arraigados siguen en gran medida sin abordarse.

En el centro de este nuevo estímulo se encuentran cinco componentes principales. En primer lugar, el Banco Popular de China anunció una reducción de 50 puntos básicos en el coeficiente de reservas obligatorias para los bancos, con el objetivo de mejorar la liquidez en el sistema financiero.

Esto estuvo acompañado de un recorte de 20 puntos básicos de la tasa de recompra inversa a siete días, que se espera que reduzca los costos de endeudamiento mediante recortes marginales de la tasa preferencial de los préstamos y la tasa del servicio de préstamos a mediano plazo.

Además, las tasas hipotecarias también se redujeron en 50 puntos básicos, con menores requisitos de pago inicial para la compra de segundas viviendas para incentivar la actividad en el mercado inmobiliario.

Además, el Banco Popular de China introdujo un paquete de apoyo de 800 mil millones de RMB para proporcionar liquidez para las compras de acciones por parte de firmas de valores y compañías que cotizan en bolsa, con el objetivo de apuntalar el mercado de valores.

Finalmente, se otorgó financiación adicional a empresas estatales para convertir unidades residenciales no vendidas en viviendas de alquiler de bajo costo en un intento por aliviar las presiones en el sector inmobiliario.

A pesar de estas medidas, BCA Research sigue siendo escéptico sobre su capacidad para reactivar la economía en general. Por ejemplo, si bien la reducción de las tasas hipotecarias podría brindar alivio a algunos hogares, el ahorro agregado que generará (aproximadamente 150 mil millones de RMB al año) representa sólo un aumento del 0,3% en el consumo personal.

Esto es demasiado pequeño para alterar significativamente la trayectoria del gasto de los consumidores. Lo que es más importante, el mercado laboral está sometido a una presión significativa, ya que el deterioro de las perspectivas laborales y el estancamiento de los salarios obstaculizan cualquier posible recuperación del consumo de los hogares.

Sin un crecimiento más fuerte del empleo, cualquier impulso proveniente de menores costos de endeudamiento probablemente sea, en el mejor de los casos, modesto.

De manera similar, si bien el recorte del RRR puede aumentar la liquidez bancaria, el verdadero problema que enfrenta la economía china es la débil demanda de préstamos.

Dado que la tasa preferencial de préstamos aún ronda el 5% y las presiones deflacionarias continúan, es poco probable que incluso los recortes marginales de los costos de endeudamiento estimulen una nueva demanda de crédito.

Los hogares y las empresas siguen dudando en endeudarse, particularmente porque la caída de los precios inmobiliarios ensombrece la confianza del consumidor. El mercado inmobiliario, un motor clave del crecimiento de China en el pasado, continúa luchando y es probable que persista la presión a la baja sobre los precios.

Más allá del sistema financiero, los gobiernos locales siguen teniendo limitaciones en su capacidad para impulsar el crecimiento. Las investigaciones anticorrupción han aumentado en los últimos años, lo que ha llevado a una mayor cautela entre los funcionarios locales, muchos de los cuales se muestran reacios a iniciar nuevos proyectos de infraestructura o asumir deuda adicional.

Esta renuencia ha restringido una de las palancas tradicionales de la expansión económica, ya que históricamente el gasto de los gobiernos locales ha desempeñado un papel vital en la estimulación de la actividad, especialmente durante las crisis.

Los analistas de BCA sostienen que la situación actual de China –una combinación de deflación de la deuda y lo que describen como una “recesión de balances”– requiere intervenciones mucho más agresivas que las medidas anunciadas.

Sugieren que lo que la economía realmente necesita es una flexibilización cuantitativa a gran escala dirigida al mercado inmobiliario y transferencias fiscales a los hogares para aumentar su confianza y su poder adquisitivo.

Sin embargo, el último paquete de estímulo sigue siendo fragmentario y es poco probable que aborde estos problemas más profundos. Sin políticas fiscales más integrales, es poco probable que la economía experimente una recuperación significativa en el corto plazo.

Para los inversores, las perspectivas siguen siendo cautelosas. El estímulo puede brindar apoyo temporal al mercado de valores, particularmente a las acciones chinas internas, que BCA actualizó a sobreponderadas dentro de las carteras de mercados globales y emergentes.

Sin embargo, las condiciones más amplias del mercado global podrían limitar el avance, especialmente ante los crecientes riesgos geopolíticos y una posible desaceleración del comercio global.

Como tal, si bien las acciones A chinas podrían ofrecer algunas oportunidades, BCA recomienda una postura más neutral sobre las acciones chinas extraterritoriales y recomienda no tomar grandes posiciones largas en acciones chinas para inversores de retorno absoluto, particularmente si los mercados globales entran en una fase de aversión al riesgo.



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