El viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, alimentó las tensiones entre el gobierno y Stellantis el domingo, en medio de una disputa sobre los costos y los incentivos de producción de automóviles en Italia.
El partido de extrema derecha Liga de Salvini dijo que exigiría respuestas en el parlamento sobre cuánto dinero público ha recibido el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo y cuántos trabajadores han sido despedidos.
Esto siguió a las afirmaciones del viernes del director ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, de que producir automóviles en Italia era demasiado caro debido a los costos de energía y que una mayor demanda de vehículos eléctricos solo se produciría mediante incentivos audaces.
La Liga de Salvini dijo que estaba “lanzando la Operación Verdad” contra Stellantis.
Exigió saber “cuánto dinero público ha recaudado el grupo a lo largo de los años, cuántos trabajadores italianos han sido despedidos o suspendidos y cuántas fábricas se han abierto en el extranjero”.
El sábado, Salvini, que también es ministro de Transportes, dijo que Tavares “debería avergonzarse y pedir disculpas” por “la mala gestión de una histórica empresa italiana”.
Stellantis es el resultado de la fusión en 2021 de la francesa Peugeot-Citroen y la empresa italoamericana Fiat-Chrysler.
Desde hace varios meses aumentan las tensiones entre el Gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni y Stellantis, y Roma acusa a la multinacional de deslocalizar su producción a países de bajos costes en detrimento de las fábricas italianas.
En septiembre, el gobierno decidió retirar los fondos de la Unión Europea destinados a una “gigafábrica” de baterías para automóviles eléctricos debido a la incertidumbre sobre el cronograma del proyecto de ACC, una empresa conjunta que incluye a Stellantis, Mercedes y el gigante francés del petróleo y el gas TotalEnergies.
Italia todavía está muy apegada a los automóviles con motor de combustión y el lobby de los fabricantes de automóviles es poderoso.
La industria se enfrenta a una fecha límite de la UE de 2035 para eliminar gradualmente las nuevas ventas de automóviles a gasolina, una prohibición que el gobierno de Meloni, que incluye al partido Liga, intentó bloquear sin éxito.
