La seguridad se incrementó en Manipur el domingo tras el nuevo brote de violencia que dejó varias personas muertas, dijeron las autoridades.
La situación estaba tensa pero bajo control, dijeron.
“Hasta el momento no se han registrado nuevos incidentes de violencia el domingo. Los servicios de seguridad de los distintos distritos, en coordinación con las fuerzas de seguridad, están monitoreando continuamente la situación”, dijo un funcionario.
Assam Rifles ha desplegado sistemas antidrones en las áreas periféricas del valle de Imphal para repeler cualquier “dron rebelde”, dijo.
La CRPF entregó un sistema antidrones a la policía estatal para su implementación, agregó.
El uso de drones para realizar ataques fue una novedad en los enfrentamientos étnicos en Manipur que dejaron más de 200 personas muertas desde mayo del año pasado.
El uso de este pequeño aparato volador teledirigido como arma se observó por primera vez el 1 de septiembre en la aldea de Koutruk, en el distrito occidental de Imphal. En el ataque, en el que también se utilizaron armas de fuego, murieron dos personas y otras nueve resultaron heridas.
Al día siguiente se volvieron a utilizar drones en Senjam Chirang, a unos 3 kilómetros de distancia, hiriendo a tres personas.
Mientras tanto, el sábado por la noche se impusieron órdenes de prohibición en el distrito de Jiribam, impidiendo la reunión de cinco o más personas, según una notificación.
Cinco personas murieron en nuevos hechos de violencia en Jiribam el sábado.
Según la policía, los militantes entraron en la casa de una persona y la mataron a tiros mientras dormía. Tras el asesinato, se desató un intenso tiroteo entre miembros de las comunidades en conflicto, en el que murieron cuatro hombres armados.
Jiribam, una ciudad étnicamente diversa que en gran medida no se vio afectada por los enfrentamientos étnicos en el valle de Imphal y las colinas adyacentes, estalló en violencia después de que un hombre de 59 años perteneciente a una comunidad fuera asesinado presuntamente por militantes de otra comunidad en junio.
Miles de personas tuvieron que trasladarse a campamentos de refugiados debido a incendios provocados por ambos bandos. Un soldado de la CRPF también murió en una emboscada de militantes a mediados de julio.
