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Con su promesa de tres palabras de hacer “lo que sea necesario”, se dice que el ex presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi evitó la crisis de deuda soberana de la eurozona en 2012. En 400 páginas, su solución para aumentar la decadente competitividad económica de la UE es mucho más prolija, pero el principio general, de hacer lo que sea necesario, es similar. Él argumentanecesita una “nueva estrategia industrial” y debe aumentar la inversión en 800.000 millones de euros al año para impulsar su crecimiento. El 4,7% del PIB es más del doble de la escala del Plan Marshall en relación con el tamaño de la economía.
Draghi tiene razón en cuanto a la magnitud del desafío. El bloque necesita una agenda ambiciosa para reactivar su crecimiento de la productividad, que ha sido durante mucho tiempo moderado. La economía ha crecido persistentemente a un ritmo más lento que la de Estados Unidos durante las últimas dos décadas.
También ha quedado más claro que el modelo económico europeo necesita urgentemente una renovación. Estados Unidos está invirtiendo mucho dinero para atraer industrias de tecnología limpia. Las importaciones de tecnología verde barata de China también han suscitado temores de desindustrialización, en particular en Alemania, la mayor economía de la UE. La semana pasadaEl director financiero de Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Europa, advirtió que la empresa tiene “un año, tal vez dos” para adaptarse a unas ventas más bajas. La actual guerra comercial con China y la posibilidad de una segunda presidencia de Donald Trump, más proteccionista, también amenazan sus exportaciones.
Draghi culpa a la incapacidad del bloque para aprovechar su enorme mercado único de muchos de sus problemas económicos. De hecho, Europa podría desbloquear billones de euros en fondos líquidos y profundos de financiación para la inversión y el crecimiento empresarial si se combinaran su mezcolanza de bolsas, cámaras de compensación y leyes nacionales sobre valores. Como señala el Financial Times reportado el lunesLa productividad europea también se ve frenada por el exceso de trámites y requisitos regulatorios variables. Aliviar las fricciones comerciales existentes entre los estados miembros también podría respaldar el crecimiento económico de la UE.
El informe formula una serie de recomendaciones sensatas, aunque novedosas, para ayudar a Europa a aprovechar las oportunidades de crecimiento digital y ecológico. Entre ellas se incluyen la integración de los mercados de capital mediante la centralización de la supervisión del mercado, el desarrollo de nuevos fondos comunes de financiación y la armonización y racionalización de las reglamentaciones industriales, de competencia y comerciales. También es positivo un mayor impulso a una cooperación más estrecha en materia de energía, innovación y seguridad nacional.
Las recomendaciones de Draghi Las reformas deben dar a la recién reelegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (que encargó el informe), un marco valioso para un nuevo mandato. Pero el verdadero desafío será actuar en consecuencia. En primer lugar, las dos mayores economías del bloque, Francia y Alemania, están lidiando con gobiernos de coalición inestables que pueden obstaculizar cualquier avance en asuntos de alcance comunitario. En segundo lugar, la cooperación estratégica es más fácil de decir que de hacer. Los frugales países del norte de Europa todavía se muestran cautelosos a la hora de aumentar el gasto o emitir deuda común. Los planes para una unión de mercados de capitales se han visto frustrados durante mucho tiempo por intereses nacionales.
Von der Leyen necesita formar un equipo de responsables políticos competentes. Reducir la regulación y definir claramente las áreas de cooperación estratégica es una tarea complicada. Una recomendación de Draghi para que las normas europeas sobre fusiones tengan en cuenta los objetivos de la estrategia industrial ya ha suscitado preocupación por la posibilidad de que pueda socavar la competencia en el mercado interno.
Europa ha demostrado que puede adaptarse bajo presión. Ha dejado de depender del gas ruso y ha reunido 750.000 millones de euros para su paquete de recuperación pospandemia. Las amenazas en aquel momento eran el aumento de los precios de la energía y una crisis económica. El debilitamiento de la competitividad puede parecer menos inminente, pero no por ello menos importante. Cuanto más se quede rezagada Europa, más difícil será recuperar el terreno perdido. El oportuno informe de Draghi debería hacernos reflexionar.