Por Gabriel Stargardter
PARÍS (Reuters) – Después de hacerse un nombre negociando el Brexit, uno de los líos más complicados que ha enfrentado Bruselas en los últimos años, el primer ministro francés Michel Barnier ahora enfrenta una tarea igualmente abrumadora: gobernar un país dividido por profundas fallas políticas.
El presidente Emmanuel Macron nombró a Barnier, de 73 años, como su primer ministro el jueves, poniendo fin a una búsqueda que duró varias semanas tras su desafortunada decisión de convocar elecciones legislativas anticipadas que dieron como resultado un parlamento sin mayoría absoluta. Fue una decisión que no podía permitirse equivocar, en medio de crecientes dudas sobre si podrá cumplir su segundo y último mandato, hasta 2027.
Barnier, un veterano político conservador francés que fue negociador de la Unión Europea durante las conversaciones de divorcio con Gran Bretaña, se enfrenta a una bandeja de tareas nada envidiable, que incluye tener que impulsar una inminente legislación presupuestaria con duros recortes de gastos en un parlamento profundamente dividido.
La elección pareció complacer a los inversores, ya que los costos de endeudamiento del gobierno cayeron ligeramente y el euro subió.
El nombramiento de Barnier refleja la opinión de Macron de que las elecciones dieron como resultado un parlamento de tendencia centroderechista, aunque primero llegó una alianza de izquierdas, formada a toda prisa para impedir que la extrema derecha llegara al poder. La izquierda calificó el nombramiento de “golpe democrático” y anunció protestas callejeras.
Pero lo más importante es que Barnier consiguió un apoyo provisional del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, aunque con condiciones que significan que probablemente Barnier se encontrará bajo presión de todos lados.
“Pediremos que se aborden finalmente las grandes urgencias de los franceses -la crisis del coste de vida, la seguridad, la inmigración- y nos reservamos todos los medios de acción política si este no es el caso en las próximas semanas”, tuiteó el presidente del partido RN, Jordan Bardella.
Nacido en 1951 cerca de la ciudad alpina francesa de Grenoble, Barnier se convirtió en legislador a los 27 años y más tarde participó en varios gobiernos franceses, incluso como ministro de Asuntos Exteriores y ministro de Agricultura.
Ha ocupado durante mucho tiempo altos cargos en la UE, incluidos los de comisario de política regional y comisario de mercado interior.
Durante las negociaciones del Brexit, Barnier se convirtió en el fantasma del bando antieuropeo británico, que lo presentó como la personificación de la obsesión de Bruselas por hacer cumplir sus normas. El veterano activista británico por el Brexit Nigel Farage recibió el anuncio del jueves calificando a Barnier de “fanático de la UE”.
¿UN MACRON MÁS VIEJO Y MÁS ALTO?
Después del Brexit, Barnier volvió a centrar su atención en la política francesa y fracasó en su intento de convertirse en el candidato presidencial de los republicanos de centroderecha en 2021, a pesar de endurecer sus opiniones sobre cuestiones como la inmigración.
Las relaciones de Barnier con Macron serán objeto de escrutinio. Los asesores de Macron subrayaron que el presidente quería un primer ministro con al menos una apariencia de relación adversaria, pero también está desesperado por preservar sus logros legislativos, incluida una reforma de las pensiones ganada con mucho esfuerzo y miles de millones de dólares en recortes de impuestos para hogares y empresas.
Algunos comentaristas se mostraron escépticos de que Barnier respondiera con firmeza al presidente. El portavoz del Partido Comunista, Ian Brossat, dijo en BFM TV que Barnier era poco más que una versión ligeramente mayor y ligeramente más alta de Macron.
Barnier también podría encontrarse teniendo que retractarse de algunas de sus creencias anteriores.
En una entrevista a principios de este año, Barnier dijo que era sólo el “oportunismo político” lo que impedía a Le Pen aplaudir más fuerte el Brexit, añadiendo que no debería haber “ninguna complacencia, ninguna debilidad” contra las “tesis antieuropeas” de la extrema derecha: “Nunca, nunca, nunca”, dijo.
Mientras tanto, fue sincero sobre el futuro político de Macron y dijo en una entrevista de 2022 con Le Figaro que “el macronismo… está destinado a desaparecer en 2027”.
Al nombrar a Barnier, Macron espera que esto no suceda antes.