El sector energético de Pakistán está sumido en una compleja red de problemas, caracterizados por una falta crónica de inversión, una generación de energía ineficiente y una red de distribución disfuncional. La historia del sector está marcada por políticas mal concebidas, corrupción y falta de planificación a largo plazo. Estos factores han culminado en una crisis que tiene consecuencias de largo alcance para la economía, la sociedad y el medio ambiente.
Los intentos del gobierno de abordar la crisis mediante una combinación de políticas, que incluyen el aumento de la generación de energía y la adopción de energía solar mediante subsidios, han arrojado resultados dispares. Si bien estas medidas han brindado cierto alivio, también han exacerbado problemas subyacentes, como la deuda circular y las ineficiencias. La carga de estos desafíos ha recaído desproporcionadamente sobre los consumidores, ya que el aumento de los costos de la electricidad erosiona el poder adquisitivo y alimenta el descontento social.
Las previsiones de crecimiento del PIB en Pakistán indican que durante los próximos años sólo se producirán aumentos modestos, lo que implica que el aumento previsto de la demanda de electricidad será gradual, en lugar de drástico.
El costo promedio de la electricidad en Pakistán es de 0,23 dólares por unidad, una tasa que ha llevado a muchos consumidores, incluidas industrias y agricultores, a cambio hacia la energía solarUn número significativo de agricultores han adoptado sistemas solares fuera de la red para alimentar sus bombas de agua, reduciendo así su dependencia de la red nacional. Este cambio pone de relieve el impacto de las elevadas tarifas eléctricas en el comportamiento de los consumidores, ya que muchos buscan alternativas más rentables y fiables.
Desde 2021, los precios de la electricidad han aumentado en un asombroso 155 por cientoEste aumento se atribuye en gran medida a la estrategia del gobierno de aumentar las tarifas eléctricas industriales y minoristas como parte de la obtención de préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI). La condición del FMIEl gobierno ha incluido importantes aumentos de tarifas y otras reformas económicas. Con una inflación que ronda el 12%, el aumento de los costos de la electricidad, el combustible y los bienes esenciales ha ejercido una presión adicional sobre el poder adquisitivo de la población. En julio, el gobierno aumentó aún más los precios de la electricidad residencial en un 18% para cumplir con las condiciones del FMI, lo que también implicó aumentar los impuestos y los costos de los productos básicos.
Un reciente Informe de Bloomberg Un estudio reveló que las facturas de electricidad en Pakistán superan ahora el costo del alquiler de una vivienda para algunos pakistaníes. La presión financiera de los consumidores se ve exacerbada por la pérdida de aproximadamente el 16 por ciento de la electricidad debido al robo y a las ineficiencias de la transmisión. Estas pérdidas contribuyen a la crisis de la deuda circular, un problema de larga data en el sector energético que sigue afectando tanto a los consumidores como al gobierno.
Los orígenes de la crisis del sector energético de Pakistán se remontan a 1994, cuando el país, que entonces contaba con 130 millones de habitantes (hoy tiene aproximadamente 250 millones), intentó atraer inversiones extranjeras para construir nuevas centrales eléctricas. Esta iniciativa tenía por objeto abordar los graves cortes de suministro eléctrico que estaban afectando significativamente la productividad industrial.
El gobierno de la época se propuso reducir la participación del sector público en la economía mediante una política conocida como “despublicitar la economía”. Esta estrategia implicaba transferir responsabilidades económicas del sector público al privado, con el objetivo de estimular la inversión privada, mejorar la eficiencia y crear empleos. En el sector eléctrico, esto culminó con la introducción de los Productores Independientes de Energía (IPP).
Antes de la introducción de la política de IPP en 1994, la producción de electricidad en Pakistán estaba totalmente gestionada por centrales eléctricas del sector público. Muchas de estas plantas eran obsoletas, ineficientes y propensas a averías frecuentes, lo que generaba un alto consumo de combustible y un suministro eléctrico poco fiable. El cambio de política hacia la participación del sector privado tenía por objeto abordar estos problemas fomentando la inversión en nuevas centrales eléctricas más eficientes y reduciendo la carga sobre el sector público.
La inestabilidad política, sumada al lento crecimiento económico, obstaculizó la inversión en infraestructura crítica de transmisión. Además, el aumento del costo de los combustibles importados para las centrales eléctricas basadas en combustibles fósiles exacerbó el problema, lo que llevó a una capacidad de generación infrautilizada y a un aumento de los costos para los consumidores.
Los consumidores se vieron obligados a subvencionar las centrales eléctricas inactivas mediante cargos por capacidad, a pesar de no recibir la electricidad equivalente. Esta situación anómala pone de relieve las ineficiencias sistémicas arraigadas en contratos obsoletos y mala gestión, que imponen una carga financiera indebida a los consumidores.
La creciente adopción de la energía solar, si bien es loable, plantea un nuevo desafío para el sector eléctrico. A medida que más consumidores optan por la energía solar, la demanda de electricidad suministrada por la red disminuye, mientras que los costos fijos asociados con la generación de energía y la infraestructura se mantienen relativamente constantes. Este desequilibrio puede llevar a tarifas más altas para los consumidores restantes conectados a la red, ya que los costos se distribuyen entre una base de usuarios más pequeña.
La crisis energética de Pakistán es un problema complejo con consecuencias de largo alcance. Más allá de las implicaciones económicas, como el declive industrial, el desempleo y la inflación, tiene profundas repercusiones sociales, como el aumento de la pobreza y el malestar social. A pesar de estos desafíos acuciantes, el gobierno está haciendo esfuerzos para abordar la demanda energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El 16 de agosto, Nawaz Sharif, presidente de la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PMLN), partido en el poder, anunció una notable reducción de los costos de la electricidad para los residentes de Punjab. En concreto, se introdujo una reducción de 0,05 dólares por unidad para los hogares que consuman hasta 200 unidades (lo que equivale a un descuento del 22 por ciento, basado en el precio medio por unidad de la electricidad).
Además, se dio a conocer un paquete sustancial de 2.500 millones de dólares destinado a proporcionar paneles solares gratuitos a las familias de la provincia que cumplan los requisitos. Esta iniciativa refleja el esfuerzo del gobierno por mitigar la carga financiera de los consumidores y, al mismo tiempo, promover el uso de fuentes de energía renovables.
De acuerdo a Encuesta económica de Pakistán 2023-24Se están realizando importantes inversiones en energía renovable para cumplir el objetivo de una reducción del 50 por ciento en las emisiones para 2030. En marzo de 2024, la capacidad eléctrica instalada de Pakistán era de 42.131 MW, con contribuciones de fuentes hidroeléctricas (25,4 por ciento), nucleares (8,4 por ciento), renovables (6,8 por ciento) y térmicas (59,4 por ciento).
Aunque la energía térmica sigue siendo la principal fuente de electricidad, su participación ha disminuido, lo que refleja una tendencia positiva hacia fuentes de energía más limpias. Datos del gobierno de PakistánLa energía hidroeléctrica, la energía nuclear y las fuentes renovables representaron el 54,1 por ciento de la electricidad total realmente generada en el año fiscal que finalizó en marzo de 2024, lo que indica un progreso en la transición hacia una energía más sostenible.
El compromiso del gobierno con la energía renovable es evidente en su objetivo de reducir las emisiones en un 50 por ciento para 2030, como se describe en el Estudio Económico 2023-24. Sin embargo, todavía se requieren inversiones significativas y reformas de políticas para aprovechar al máximo el potencial de la energía limpia y abordar los problemas persistentes que afectan al sector eléctrico.
La crisis energética en Pakistán ha intensificado problemas sociales y políticos más amplios, creando un ciclo persistente de inestabilidad. Para abordar esta crisis se necesita una estrategia multifacética que aborde tanto los desafíos de la oferta como los de la demanda. Si bien el énfasis en aumentar la energía renovable es un avance positivo, para lograr un futuro energético sostenible se necesita un enfoque integral.
Para abordar eficazmente estos desafíos y fomentar el crecimiento económico, Pakistán debe adoptar una estrategia holística que integre la eficiencia energética, las mejoras de la red y un sector de energía renovable sólido. Además, es fundamental resolver los problemas de la deuda circular y fortalecer la gobernanza en el sector energético.
Un sector energético estable y eficiente es esencial para la sostenibilidad y para estimular el crecimiento del PIB, lo que, a su vez, garantiza la capacidad del país para afrontar y gestionar los mayores costos de la electricidad. Un crecimiento elevado del PIB proporcionará los medios financieros para afrontar los desafíos que plantean los cargos por capacidad y respaldará la estabilidad general del sector energético.