El ganador del Tony Gavin Creel deslumbró en 'Hello, Dolly!', 'Into the Woods'

Gavin Creel siempre estuvo tan vivo en el escenario que cuesta aceptar la noticia de su trágico muerte a los 48 años. Cada vez que lo veía, me daba cuenta de su deslumbrante talento.

Tenía una manera de combinar la inocencia con la ironía que lo convirtió en el aficionado de Broadway más sincero, apuesto y adorable de su época. Y por “jamón” me refiero, por supuesto, al virtuoso de la comedia musical.

Sus compañeros, que son afligido su pérdida, lo elogiaron cuando compartía el centro de atención con ellos. En una entrevista que le hice a Ben Plattcuando protagonizó la reposición de Broadway de “Parade” en 2023, consideró a Creel como el ejemplo “más genial” de lo que aspiraba a hacer como intérprete de teatro musical y artista discográfico contemporáneo.

No fueron sólo la hermosa apariencia de Creel o su majestuoso canto lo que te detuvo en seco. Estas cualidades ciertamente se mostraron en su actuación ganadora del Tony en la reposición de 2017 de “¡Hola muñequita!”, protagonizada por Bette Midler. El actor, nativo de Ohio que murió de cáncer, también recibió nominaciones al Tony por sus actuaciones principales en “Hair” y “Thoroughly Modern Millie”. Si quieres probar su magia, aquí está junto a Jane Krakowski en la reposición de Broadway de 2016 de “She Loves Me”, haciendo que el tema borracho de amor “Ilona” vuelva a vivir en toda su euforia chiflada, obscena y canturreante.

Lo que hizo que las actuaciones de Creel se destacaran fue su capacidad para ser simultáneamente el blanco de una broma y participar en la broma, un acto de equilibrio que logró nuevamente a la perfección en la reposición de Broadway de 2022 de “En el bosque” interpretando tanto al Lobo como al Príncipe de Cenicienta. Cuando la producción llegó al Ahmanson El verano pasado, noté que Creel, “infundiendo cada línea de lectura con una originalidad deliciosa”, solo había mejorado.

Cuando, como el Lobo, se enfrentó a Caperucita Roja en el bosque, se acercó sigilosamente a ella como si “ella fuera un pollo asado al que le gustaría acostar”. Y en el papel del Príncipe de Cenicienta, se convirtió en “un petimetre acicalado” que entiende muy bien que debe ser encantador, no sincero, como el propio personaje explica al final del musical.

Creel, por supuesto, logró ser ambas cosas. El aplauso que recibieron Jason Forbach y él después de terminar su hermoso y divertido dúo de “Agony”, uno de los puntos culminantes de “Into the Woods”, fue uno de los más fuertes que he escuchado en mis décadas de asistencia al teatro. El himno, cantado por dos príncipes reales que no ven ninguna razón para crecer jamás, es tan bueno que se repite para otra ronda de éxtasis.

Tengo que creer que aquellas atronadoras ovaciones aún resuenan en algún rincón del Ahmanson.

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