La alucinante saga de viajes por carretera de Ethan Coen toma un desvío hacia un callejón sin salida

Historia: Dos mejores amigas lesbianas se embarcan en un viaje por carretera improvisado, sin saber que el coche que han alquilado contiene algo muy codiciado por una peligrosa banda de delincuentes.

Revisar: 'Drive-Away Dolls' es una película de crímenes en la carretera centrada en dos mejores amigas lesbianas. Cuando el crimen, el drama y la comedia se combinan, las películas de los hermanos Coen suelen ser las que marcan la pauta. Esta vez, Ethan Coen se aventura por su cuenta y ofrece una película peculiar y abiertamente queer. Si bien hay destellos de la brillantez característica de los hermanos Coen, son pocos y distantes entre sí. Está claro que la magia que compartían como dúo falta en este trabajo en solitario. 'Drive-Away Dolls' es desigual: provoca algunas risas, pero su retrato torpe de la sexualidad lésbica se vuelve cansadora, y lo que debería ser un absurdo lúdico se convierte en frustración.

Ambientada en 1999, la película sigue a Jamie (Margaret Qualley) y Marian (Geraldine Viswanathan), dos mejores amigas lesbianas que no mantienen una relación sentimental. Jamie lleva un estilo de vida hedonista, mientras que Marian es más conservadora y cautelosa, y siempre piensa antes de actuar. Por capricho, deciden hacer un viaje por carretera a Tallahassee y alquilar un coche para el trayecto. Curlie (Bill Camp), el propietario del servicio de recogida en el coche, creyendo erróneamente que forman parte de una banda criminal, les da un coche que estaba destinado a otra persona. Sólo cuando al coche se le pincha una rueda y abren el maletero para buscar una de repuesto descubren algo inesperado. Para entonces, ya es demasiado tarde, ya que dos delincuentes ya están tras su pista, decididos a recuperar lo que hay dentro.

Esta película de crímenes tiene una trama extraña que solo explica a medias por qué los gánsteres buscan lo que buscan. Revelarlo arruinaría la historia. A pesar de su corta duración de menos de 90 minutos y un ritmo rápido, el débil guion no logra mantener a los espectadores interesados. La película cuenta con dos actores fuertes, Matt Damon y Pedro Pascal, pero están muy poco utilizados. Su mínimo tiempo en pantalla te hace sentir como si su presencia en los carteles fuera engañosa, casi engañosa.

Margaret Qualley ofrece una actuación convincente como Jamie, y aunque su energía en pantalla es contagiosa, a veces parece mal dirigida. Al interpretar a una niña salvaje texana, hay momentos en los que sobreactúa. Geraldine Vishwanathan, como Marian, resulta demasiado rígida, lo cual no era necesario. Su personaje es el opuesto al de Qualley, y aporta cierto equilibrio, pero no el suficiente. Colman Domingo, como gánster, parece demasiado comedido y nunca llega a asumir por completo el papel. Sorprendentemente, son los dos villanos, acreditados como The Goon, quienes logran robarse el protagonismo y salvar la película.

El mayor defecto de la película es la falta de personajes atractivos o con los que uno pueda identificarse. Gran parte del metraje se dedica a las bromas de las chicas durante el viaje por carretera, que tenían potencial pero finalmente fracasan. Es probable que esta película provoque reacciones fuertes, tanto positivas como negativas, y la dirección de Ethan Coen inevitablemente será comparada con el mejor trabajo de los hermanos Coen. Es una experiencia alucinante pero desigual.

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