Paula Spencer vuelve para una nueva interpretación en la última novela milagrosa de Roddy Doyle, “The Women Behind the Door”. En esta entrega, la madre, abuela, alcohólica en recuperación y sobreviviente de violencia doméstica de 66 años ha superado el primer año de encierro por Covid con un espíritu razonablemente bueno.
Su marido maltratador, Charlo, murió hace tiempo y sus cuatro hijos adultos por fin se independizaron. Cuenta con un sólido sistema de apoyo, que incluye a su mejor amiga Mary, que le consiguió un trabajo a tiempo parcial en una tintorería que le gusta, y a su novio Joe, de toda la vida y con un carácter adorable y pedante, que le enseña cosas nobles como la ópera, la historia y las aves.
Luego, el mismo día de la primavera de 2021 en que ella y Mary reciben su primera dosis en un teatro de Dublín, y celebran después con una bolsa de McDonald's en una playa azotada por el viento en las afueras de la ciudad, su hija mayor, de unos 40 años, aparece en su puerta y le pregunta si puede volver a casa.
A lo largo de esta fascinante narración basada en diálogos, Doyle revelará gradualmente por qué Nicola, a quien Paula siempre consideró la más confiable de sus hijos, abandonó a su familia, incluido su buen marido Tony y sus tres hijas. Especialmente cuando la más pequeña, Lily, todavía estaba en la escuela secundaria.
Al principio, su dramática partida no parece tener sentido. Pero a medida que las dos mujeres hablan y Paula reflexiona sobre su pasado, queda claro cuán profundamente el alcoholismo y el abuso han marcado a todos los miembros de la familia de Paula, y entonces la decisión de Nicola de alejarse de la suya (de cualquier familia) comienza a parecer completamente razonable.
Doyle presentó por primera vez a Paula en su novela de 1996 “La mujer que se topó con las puertas”. El título alude a una excusa que a veces dan las mujeres maltratadas para explicar sus heridas. Diez años después, escribió una continuación, “Paula Spencer”, en la que la heroína viuda de clase trabajadora se recuperaba de la adicción y se enfrentaba al daño que les había hecho a sus hijos.
No es de extrañar que Doyle, cuyas otras novelas incluyen la ganadora del premio Booker “Paddy Clarke Ha Ha Ha” y “The Commitments”, la haya traído de vuelta para otra ronda. Es una compañía fabulosa, ya sea que esté chismeando con Mary o marchando por el Dublín destartalado y marcado por la pandemia, observando a los gitanos reunidos al pie de la estatua de James Joyce en North Earl Street y siendo atropellada por un repartidor de comida inmigrante que pasa a toda velocidad en su bicicleta eléctrica.
Con Paula, Doyle ha creado un personaje de ficción tan memorable como Molly Bloom o la esposa de Bath.
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