Anemos forma parte de una flota planificada de ocho barcos. (TOWT vía X)
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El carguero de vela más grande del mundo realizó su viaje inaugural a través del océano Atlántico. Partió de Francia a principios de agosto y tenía previsto entregar 1.000 toneladas de coñac y champán a la ciudad de Nueva York.
Sus envíos tienen una huella de carbono que es una décima parte de la de un portacontenedores estándar.
“Durante siglos, supimos que el viento abundaba en las profundidades marinas”, afirma Guillaume Le Grand, director ejecutivo de TOWT, la empresa francesa que encargó el buque de 80 metros de largo, llamado Anemos. “Pero ahora, gracias a la tecnología de comunicaciones y enrutamiento por satélite, el viento también es predecible, lo que lo convierte en una fuente de propulsión fiable”.
Las velas de tela de Anemos se despliegan y manipulan mediante un sistema automatizado, diseñado mediante simulaciones por computadora.
Las velas de tela de Anemos se despliegan y manipulan mediante un sistema automatizado. (TOWT vía X)
Esto permite a Anemos transportar una tonelada de carga a lo largo de un kilómetro y producir menos de 2 gramos de emisiones de carbono. Los enormes portacontenedores que transportan la mayor parte de las mercancías del mundo emiten al menos 20 gramos por tonelada a lo largo de un kilómetro.
Aunque Anemos depende principalmente de energía eólica, como respaldo cuenta con dos motores diésel-eléctricos. Forma parte de una flota prevista de ocho barcos.
El impacto total de los barcos que utilizan propulsión asistida por el viento sigue siendo difícil de cuantificar. Según un informe publicado el mes pasado por la empresa de servicios marítimos Lloyd's Register, con sede en el Reino Unido, existe “incertidumbre en torno al ahorro real de combustible, ya que no existen criterios estandarizados para validar las afirmaciones de ahorro”. Los costos potencialmente ocultos de las obras de ingeniería y las operaciones también contribuyen a la incertidumbre, dice el informe.
El desarrollo del sector de los buques de carga a vela puede ayudar a la industria naviera a alcanzar sus objetivos de emisiones netas cero, dice Gavin Allwright de la International Windship Association, una organización sin fines de lucro con sede en el Reino Unido.
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