Lo llaman ordeño de nubes, una técnica de energía cero para extraer agua de la niebla que está revolucionando la recuperación de los bosques devastados por los incendios y la sequía.
La idea nació como un proyecto piloto en las Islas Canarias. El plan era explotar el “mar de nubes” cargado de humedad que se cierne sobre la región para ayudar a la reforestación, y desde entonces se ha extendido a varios otros países para producir agua potable y regar cultivos.
“En los últimos años Canarias ha sufrido un severo proceso de desertificación y hemos perdido muchos bosques a causa de la agricultura. Y luego, en 2007 y 2009, como consecuencia del cambio climático, se produjeron grandes incendios en zonas forestales normalmente húmedas”, afirma Gustavo Viera, director técnico del proyecto financiado con fondos públicos en Canarias.
Viera dijo que después de los devastadores incendios buscaron formas de llevar agua a zonas remotas y montañosas sin crear infraestructura ni utilizar combustibles fósiles para extraer agua subterránea de pozos profundos.
El proyecto, denominado Life Nieblas (niebla es la palabra española para niebla) comenzó, respaldado por la UE, con la intención de imitar la forma en que las hojas de las especies locales de laurel capturan las gotas de agua de la niebla, mediante el uso de láminas de malla plástica erigidas en el camino del viento. A medida que el viento sopla niebla a través de la malla, las gotas de agua se acumulan y caen en los contenedores que se encuentran debajo, que se utilizan para regar nuevos árboles jóvenes hasta que tengan suficientes hojas para capturar el agua por sí mismos.
Sin embargo, el viento, aunque vital para la estructura original, resultó ser un problema ya que destruye todas las estructuras excepto las más pequeñas.
“Necesitábamos resolver el problema de la fragilidad de la red minimizando al mismo tiempo el impacto ambiental”, dijo Viera. “Desarrollamos un sistema que imita las agujas de pino, que son muy buenas para capturar agua y al mismo tiempo dejar pasar el aire, y es un sistema que se puede replicar fácilmente en otros lugares y que también es fácil de transportar a donde se necesita”.
En los nuevos modelos, el agua se condensa en las finas hojas metálicas de las estructuras, replicando la forma en que las coníferas recogen agua de la atmósfera.
El agua se vierte automáticamente sin ningún suministro de energía ni emisiones de CO₂ y no se utiliza maquinaria para transportarla de un lugar a otro. No se utilizan sistemas eléctricos para el riego y la huella hídrica también se reduce al no explotar acuíferos ni ríos. La única energía necesaria es para construir los colectores y colocarlos en su lugar.
También se está aplicando una técnica ligeramente diferente para reforestar una cantera abandonada en el Garraf, una zona accidentada al sur de Barcelona.
“Aquí utilizamos recolectores de agua individuales del tipo que se utiliza para evitar que los herbívoros coman las plantas jóvenes”, afirma Vicenç Carabassa, científico jefe del proyecto, que trabaja en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), un instituto público de investigación en la Universidad Autónoma de Barcelona.
“Recogen la lluvia y el intenso rocío que cae en las mañanas de verano y también proporcionan sombra”.
Carabassa señaló que no todos los tipos de niebla son adecuados porque algunos no tienen un contenido de humedad suficientemente alto. La niebla ideal es la niebla orográfica o de montaña, que existe en muchas regiones del Mediterráneo y también en el norte de Portugal.
“Canarias es el laboratorio perfecto para desarrollar estas técnicas”, afirmó Carabassa. “Pero hay otras zonas donde las condiciones son óptimas y donde existe una tradición de captación de agua de la niebla, como Chile y Marruecos”.
Este método se utiliza ahora para suministrar agua potable y agua para riego al pueblo costero chileno de Chungungo, en la provincia de Coquimbo, mientras que en el archipiélago de Cabo Verde los colectores Life Nieblas, combinados con estructuras de madera de fabricación local, proporcionan 1.000 litros de agua por día, que se utiliza para regar los cultivos y dar agua al ganado.
Toda la información necesaria para crear colectores de niebla está disponible gratuitamente para el público en el sitio web del proyecto, y Viera dijo que han tenido muchas consultas.
Los beneficios son palpables. En el Barranco del Andén, en Gran Canaria, se han reforestado 35,8 hectáreas y se han plantado 15.000 árboles de diversas especies de laurisilva, con una tasa de supervivencia del 86%, el doble que la reforestación tradicional.
“Hemos recuperado el potencial del bosque para capturar carbono atmosférico y estimamos que hemos capturado alrededor de 175 toneladas de CO₂ por año”, afirmó Viera.
El proyecto Life Nieblas no sólo ahorra en consumo de energía fósil y CO₂, sino que también es más barato y utiliza menos agua que los sistemas de reforestación tradicionales.
“Vivimos con sequía en todo el Mediterráneo y también en Canarias y ahora cada gota de agua cuenta”, afirmó Carabassa, añadiendo que tenemos que aprender a vivir con mucha menos agua.
“Esta técnica nunca será una alternativa a una planta desalinizadora, pero en zonas remotas donde el suministro de agua es difícil y caro, puede ser una alternativa real”.